No tengo sueño
Hey! Mr. Tambourine Man,
play a song for me,
I'm not sleepy
and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man,
play a song for me,
In the jingle jangle morning
I'll come followin' you.
Hey! Mr. Tambourine Man,
play a song for me,
I'm not sleepy
and there is no place I'm going to.
Hey! Mr. Tambourine Man,
play a song for me,
In the jingle jangle morning
I'll come followin' you.
Vuelvo a buscar tu piel, vuelvo a la vida olvidada.
Cambio la plantilla del blog, aunque nadie se de cuenta. La opción "Paz" me ha traido hasta aquí. Paz que ahora encuentro escribiendo letra tras letra sin saber muy bien que decir. No he tenido un buen día. Y quiero estar bien, pero me cuesta.
Hace un montón de años ya, no sé, 16 o 17 años, nos fuimos de viaje, E., J. y yo. J. conducía su ford fiesta blanco, E. era el copiloto y yo iba atrás, entre papeles, ropa y restos...recorrimos la costa del Cantábrico desde San Sebastian hasta Gijón, luego bajamos a Burgos, Soria y vuelta a casa. Fue el viaje de los tres mil pedos.
El otro día me acordé de aquello y desde entonces no paro de pensar en ese viaje. Lo pasamos de puta madre. Éramos inmortales.
La vida ha dado muchas vueltas desde entonces, tantas que a veces no sé ni donde estoy, si he vuelto al mismo lugar o si me he pasado del punto donde me esperaban. Pero ahora sé que debemos seguir girando, girando , girando, girando....
Yo vi a tu piel
sobre mi piel mojada.
Raudales de amor.
Llevo mucho tiempo abandonado, smog no escribe y me siento muy solo, paso el tiempo observando el ir y venir de la nada dentro de mi. Ayer era feliz, tenía un compromiso con la red, estaba allí, me sentía bien. No quiero saber qué ha pasado, ni dónde está mi otro yo, ese que a veces escribía sin saber que lo que hacía me hacía escapar del mundo que hay fuera de aquí. Quisiera volver. Mírame, te estoy llamando.
El castillo que has ido haciendo
durante todo este tiempo
se rompe en millones de pedazos
mientras te observo triste,
pensando. Ha llegado el futuro.
Después de las relajadas vacaciones en el sur todo vuelve a su ser. El cielo era gris ayer, el viento azotaba fuerte hoy nuestras caras y mañana volverá a aparecer el sol escondido tras las nubes.
Nos vamos al sur.
Cuando voy conduciendo a trabajar paso por un lugar que siempre me llama la atención. Es un lugar que está lleno de aerogeneradores. Mueven sus brazos por la fuerza del viento, imponentes. Pero a veces hay uno, solitario, que no funciona, y es extraño observar como todos sus compañeros hacen girar a toda velocidad sus aspas llenos de alegría, como si de un baile feliz se tratara y él permanece inmóvil. Y eso me produce una tristeza inmensa.
Voy a tener que hacer algo.
En mi armario hay un cajón que está lleno de camisetas de manga corta, casi todas tienen un montón de años, mi amigo se ríe porque siempre salgo con las mismas camisetas en las fotos, en todos los recuerdos. Ya no me quedan igual. He cambiado. Las camisetas también.
Mi amigo está hecho una mierda, su relación de pareja se tambalea. Llevan mucho tiempo así, de un lado a otro. A mí me gustaría que los dos fueran felices. Y tal vez sólo sean felices el uno sin el otro.
Cuando todas duermen suelo hacerme uno. Me relaja mucho. Compro a mi curioso costurero en abundancia para que nunca me falte, por si salgo y me apetece, para las tardes al sol en le parque, para no tener que hacer muchos viajes, por comodidad.
Estoy sentado y fumo
para sentirme bien, mis ojos
se enrojecen y enriquecen
mis deseos.
Me duele el aire
que respiro.
Estoy pulsando letras
para sentirme bien, mis dedos
se entremezclan con las teclas
excluidas.
Vacío el folio
de vacío.
He olvidado la vida que tuve en ciertos intervalos de tiempo de algunos años pasados, no lo he hecho queriendo, simplemente mi mente ha borrado miles de minutos de mi vida. Como si todo ese tiempo hubiera vivido otra persona la vida que yo viví. No sé si fueron los excesos, la desidia o sencillamente soy así.
La cosa es que muchas veces me cuentan historias en las que yo participé y no me acuerdo de nada. Me dicen qué dije o qué hice y pienso que ése no era yo. Pero, ¿ quién soy yo en realidad?, quiero decir, ¿ somos un solo yo?. Es extraño, tengo la impresión de que se me escapa la vida olvidada que vivimos. A veces pienso que en realidad no viví ese tiempo olvidado. Y mientras escribo, sigue pasando el tiempo, tiempo que ya se ha ido y que quizás no recuerde en el tiempo futuro.
Lo que más me gustaba al acompañar a mi madre a la peluquería era poder jugar con los rulos, peines y lacas que por allí descansaban. A mi madre siempre le hacían lo mismo, " una permanente". Salía con los pelos fijos, ondulados y blancos tras pasar casi una hora en ese cuarto repleto de señoras y revistas. Me fascinaba ese aparato donde introducía graciosamente su cabeza mientras leía los cotilleos del momento. Parecía un astronauta en el momento de despegar. No sé si ahora hace lo mismo en la peluquería que ahora frecuenta, creo que sí, a juzgar por sus peinados. Pero aquella peluquería era un rincón de un mundo alucinante, a sólo unos metros de mi portal, se encontraba Aurora arreglando el pelo de las señoras del barrio mientras contaban sus miserias y alegrías. Un lugar donde se buscaba compañía, ayuda, comprensión...hacía mucho tiempo que no me acordaba de todo esto, y ahora lo recuerdo nítidamente. Allí estaban en apenas unos metros cuadrados todas las vidas permanentes.
No hay nada más incómodo que unos minutos a solas con personas desconocidas.
Imagino: Quedo con un amigo, estoy en un bar, la música baja, suave, monótona. Mi amigo aparece por la puerta del garito con otro tipo que yo no conozco, nos presentan. Mi amigo se va a mear. Y nos quedamos solos el desconocido y yo. Pasan miles de segundos, escuchas la respiración de todos los clientes del bar.
"¿ Y hace mucho que lo conoces?", pausa, silencio, ausencia, angustia..."No, no hace mucho". No tengo ganas de hablar, me quiero ir, no quiero que me mire, no quiero mirarle, quiero que se vaya, quiero irme de este puto bar. Quiero volver al lugar de donde salí. Tu amigo no sale del baño, estás preocupado, no sabes qué hacer, un cigarro, otra cerveza, "¿ qué hora es?".
Es tarde. Muy tarde. Y piensas que te tienes que ir porque no lo puedes soportar. Y sólo quieres dormir.
No puedo respirar, tengo la nariz completamente tapada. Los cambios no me van bien. Voy a buscar un lugar donde respirar. Porque ahora no puedo respirar, no puedo llenar mis pulmones de aire. Quiero inspirar y espirar. Inspirar y espirar. Quiero no hacer esfuerzos por inspirar. Y luego espirar.
No quiero pensar en respirar. No puedo respirar. Inspirar y espirar,.... es fácil ¿ no?.
Me miro las muñecas atravesadas
por estrechos canales azules
que nacen en mi interior.
Sé que en todos los rincones
fluyen ríos de sangre
bombeados desde mi corazón,
y sé que habrá un mar u océano
donde los ríos desemboquen
formando deltas y meandros.
Me miro las muñecas atravesadas
por estrechos canales azules
que nacen en mi interior.
Me gustaría:
When I was a dog
it was not important
fear, pain or death.
When I was a dog
I was like a young smog.
Y ahora, who is there?
who is there? who is there?
who is there?
El otro día compré unas setas. Todavía no me las he comido, espero a tener un día relajado, tranquilo y sin responsabilidades. Un día en el campo tal vez, o en algún lugar desconocido para así poder disfrutar completamente de ellas.
Muchos viajes son, con frecuencia, impredecibles. Hoy nos vamos de viaje, vamos a comer con mi familia al origen de mi existencia. Beberemos y charlaremos como seres impenitentes, discutiremos del bien y del mal y quién sabe cómo terminaremos.
Allí, en los orígenes de mi familia, empezó mi viaje, mis abuelos, mis padres, yo...mi amor, mis hijas...todo fluye. Y sin darme cuenta, he llegado hasta aquí en este viaje alucinante.
El más alucinante viaje de los que nunca tuve.